Se definen como aquellos pensamientos o constructos mentales que más o menos arraigados (conscientes o inconscientes) tomamos como verdaderos y ciertos y de los cuales estamos prendados en diferentes niveles de profundidad. Cuanto más profunda y arraigada es una creencia, más difícil de cambiar nos resultará. Las creencias son generalizaciones que hacemos al respecto del mundo (tipo de personas, acontecimientos, situaciones,…), incluso, respecto a nosotros mismos. Son generadas y alimentadas por una serie de experiencias que, vividas de determinada manera, nos hacen creer cómo son las cosas.

La vida transcurre y el impacto que causa sobre nosotros tiene que ver en cómo la percibimos, en qué aspectos de la vida ponemos nuestra atención, qué es lo importante para nosotros, cómo lo sentimos, pensamos y reaccionamos ante ello. Según cómo hemos vivido esa experiencia, y cómo nos ha llegado nos predisponemos a reafirmar viejas creencias, a cuestionárnoslas, o a generar de nuevas, tal vez más potenciadoras.

Las creencias son potencialmente influyentes en nuestra percepción de la realidad, en nuestra toma de decisiones y en el concepto que tenemos de nosotros mismos. A menudo actuamos más sobre lo que creemos que somos, que sobre nuestro verdadero sentido de la identidad.

“Tus creencias no están hechas de realidades. Es tu realidad la que está hecha de creencias”

Richard Bandler

Según el entorno social, familiar, demográfico en el que nos hemos criado y hemos crecido, por educación y por las personas más influyentes en nuestra vida, vamos creando desde nuestra más tierna infancia todo un sistema de creencias que poco a poco van configurando nuestra personalidad y con las cuales adoptamos una actitud ante la vida, los acontecimientos, los imprevistos, las adversidades, las relaciones interpersonales, y la relación que tenemos con nosotros mismos.

Las creencias pueden ser limitadoras (que nos evitan hacer cosas nuevas, que nos frenan y nos limitan a la hora de conseguir nuestras metas y propósitos) o potenciadoras (aquellas que nos nutren de recursos y nos motivan para mejorar, avanzar, crecer y desarrollarnos probando nuestras capacidades y creyendo en nuestro potencial). Así pues, tanto unas como otras determinan nuestras conductas y a su vez éstas los resultados. De alguna manera lo que creemos, creamos.

Durante la formación en #PNL también nos ocupamos de las #creencias y observamos aquellas que nos limitan para poder cambiarlas y sustituirlas por otras que obren a favor de nuestras aspiraciones u objetivos, y evitar, dentro de lo posible, que nos boicoteen y saboteen el camino hasta alcanzarlos. Las creencias limitadoras se caracterizan por afirmaciones como: No puedo, Yo no sirvo para eso, No merezco conseguirlo, Soy demasiado mayor, Soy demasiado joven, Soy incapaz de…, etc. Con este tipo de pensamientos, nos retiramos de la carrera, antes de empezar ni tan siquiera a calentar.

También influyen sobre nosotros las creencias que otros tienen sobre nuestra manera de ser. Por eso, muchos expertos dicen que creer en ti es el principio de la consecución eficaz de tus sueños. Independientemente de lo que crean los demás.
Imagínate que te gustaría conseguir algo: montar un pequeño negocio, irte de vacaciones a otro país, sacarte el carnet de conducir, obtener un diploma, un doctorado… pero hay algo que te frena, y sin darte cuenta lo dejas pasar, y pasar, y pasar. Nunca te pones a ello. ¿Qué es lo que te está impidiendo hacerlo?

Es muy probable que cuando éramos niños o jóvenes (todavía más de lo que somos) generamos una serie de creencias, inducidas por creencias de nuestros padres y nuestros abuelos y que en su momento probablemente tuvieran sentido, incluso nos protegieran de meternos en líos, pero con el paso del tiempo, y ya como adultos, se hayan convertido en un auténtico lastre que nos frena y limita a la hora de tomar decisiones y ya no nos son útiles para avanzar y mejorar nuestra calidad de vida.

Si nos ponemos a trabajar sobre qué es lo que nos frena, caben muchas posibilidades de que en realidad se trate de una creencia (o varias entrelazadas) que nos evite pasar a la acción. En el Practitioner primer nivel de formación de PNL aprendemos a convertir este tipo de creencias en otras que, por el contrario, nos alimenten la posibilidad de conseguir lo que queremos. Así, aprendemos a poner en marcha todo un mecanismo interior para potenciar las posibilidades de éxito y aumentar nuestra propia confianza permitiéndonos conseguir todo aquello que nos propongamos.

Observa qué quieres conseguir, y qué te está limitando o impidiendo conseguirlo.

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”

Henry Ford

Maria Máñez

Formadora de PNL. Coach certificada y socia didacta de la AEPNL.

http://mkpersonalpnl.blogspot.com.es/