Cuando aprendemos a comunicarnos, y trabajamos en nuestro propio díalogo inteno, tomamos consciencia de nuestros pensamientos. Aprendemos, pues, a reconducirlos para que “trabajen” en pro de nuestros objetivos y aspiraciones. Emprendemos, entonces, un viaje de autoconocimiento, que si así lo queremos, no tiene fin.
Entonces empezamos a comprendernos mejor, a enlazar secuencias de nuestra vida y a darles un nuevo sentido…
No podemos empezar a “llevarnos mejor” con los demás si no hemos practicado el llevarnos mejor con nosotros mismos, a escucharnos, a pensar creativamente, a empatizar sobre nuestras propias conductas, tal vez no comprendidas en su momento, pero que a través de un proceso de autodescubrimiento, podemos darle una nueva lectura para concluir que fue lo que mejor supimos hacer con los recusos que teníamos.
La formación en PNL nos permite desarrollar estados de resolución, y de toma de perspectiva, de comprender qué efecto causan nuestras creencias, de saber anclarnos a estados de excelencia y plenitud… Con ello, no tendremos la vida más “facil”, “pero” aprenderemos a elicitarnos estados internos para saber gestionarnos y dar la respuesta más acertada a los desafíos que la vida nos tiene preparados por el mero hecho de vivirla.
Es un viaje, para aprender a llevarte mejor contigo mismo y con los demás, y así tener mejor calidad de vida.