Todo lo que ven nuestros ojos ha sido creado, tanto a través de la naturaleza y sus fuerzas, como por algún animal o por las manos humanas.

Platón usaba la palabra “poiesis” en su obra El Banquete como “creación” o “producción”.

(Osho estaría totalmente en desacuerdo con esto. Él distingue muy bien en su obra  Creatividad el acto de crear con el de producir, atribuyéndole a este características mecánicas de copiar algo ya existente pero no crear nada nuevo. En la producción hay repetición, en la creatividad no. En lo creativo hay alma….en lo “productivo”, no.)

Pero volvamos a Platón…

Crear como “la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser”, y no sólo estamos hablando de una creación o experiencia “artística”.
Pensar y hacer creativamente conlleva dejar un testigo, por efímero que sea, de lo creado, de ahí el “producto” como resultado de una actividad creativa previa, bien pueda ser un proyecto, la organización de un viaje, la resolución de un problema o dilema, el diseño de una casa, mueble o cartel.

Algo que no era se convierte en algo que es.

Y en ese proceso creativo se abren de una manera natural y muy orgánica todo un mundo de posibilidades, opciones y alternativas para seguir creando.

Pensar creativamente evita que pensemos en “modo problema”, nos facilita “desdramatizar” la vida…
Nada es tan grave cuando seguro hay una solución.

Cuando lo convertimos en hábito nos vamos sintiendo más seguros, adquirimos mayor confianza en nosotros mismos, porque creativamente encontramos soluciones y alternativas ante los avatares e imprevistos de la vida misma.

Entrenar la creatividad también es velar por nuestra paz interior y por nuestra calma y lucidez mental. Nos proporciona mayor flexibilidad y adaptabilidad en los procesos de cambio y en territorios inciertos.

🩷 Master en creatividad con PNL. Inicio 10 de enero.
¿Te vienes?